Las enfermedades crónicas son enfermedades cuyos síntomas no se resuelven con el paso del tiempo. Aunque al pensar en patología solemos recurrir a infecciones víricas o bacterianas, la realidad es que las condiciones no transmisibles dominan el terreno médico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 74 % de las muertes globales se producen por enfermedades que no se contagian, como los cánceres, los problemas respiratorios crónicos, la diabetes y más. Por lo general, se originan a una edad temprana, pero tienen que pasar años antes de que manifestarse clínicamente y son hoy la principal causa de muerte en todo el mundo.
Síntomas de las enfermedades crónicas
Dado que las enfermedades crónicas son un grupo muy amplio de enfermedades, no se puede enumerar una lista de síntomas generales o comunes. Sin embargo, algunos ejemplos son: el dolor de pecho, los desmayos y la dificultad para respirar para las cardiopatías, una sensación de sed intensa, cansancio extremo, pérdida de peso y micción frecuente para la diabetes, y respiración sibilante, tos y disnea para las enfermedades respiratorias crónicas.
Diagnóstico de las enfermedades crónicas
El diagnóstico para las enfermedades crónicas se realiza de manera diferente según el tipo de enfermedad. Por ejemplo, para el ictus el diagnóstico se realiza mediante un análisis de sangre y exámenes instrumentales como el TAC, la resonancia magnética y el electrocardiograma, mientras que las enfermedades genéticas se diagnostican con pruebas de ADN específicas.
¿Cuáles son las causas de las enfermedades crónicas?
Existen factores de riesgo, como la mala alimentación, el humo, el abuso del alcohol y el sedentarismo, que puede causar algunas enfermedades crónicas como la hipertensión, el colesterol alto, la glicemia elevada y la obesidad. Sin embargo, otros factores como la edad y la predisposición genética no pueden modificarse.
Enfermedades crónicas mas comunes
- Hipertensión
Esta condición se diagnostica cuando el valor máximo de la presión arterial es igual o supera los 140 mmHg y el valor mínimo es igual a 90 mmHg o superior. Hay 2 tipos de hipertensión: primaria, sin una causa identificable clara, y secundaria debida a una infección subyacente. Existen muchos factores de riesgo para el desarrollo de hipertensión primaria, entre los que destacan la edad avanzada, los antecedentes familiares, la obesidad, la falta de ejercicio, el tabaquismo y más.
- Colesterol alto
Un 5-20 % de la población tiene niveles de colesterol total en sangre por encima de 240-250 mg/dl. Esta condición crónica es asintomática por sí sola, lo que dificulta mucho su diagnóstico a menos que se realicen análisis de sangre rutinarios (al menos una vez al año). Hay diversas enfermedades que pueden favorecer la hipercolesterolemia, como la diabetes, la enfermedad renal crónica, la infección por VIH, el hipotiroidismo o el lupus.
El estilo de vida y los hábitos también condicionan el diagnóstico del colesterol alto. La inactividad física, el sedentarismo, la obesidad y una dieta desbalanceada son algunos de los factores desencadenantes más reseñables.
- Artritis
La artritis es una de las enfermedades crónicas más comunes y 1 de cada 4 adultos tienen un diagnóstico de esta condición u otra similar de naturaleza reumática. La artritis se define como la inflamación y degeneración de una o más articulaciones, principalmente de su cartílago. Este proceso puede ser consecuencia de un trastorno autoinmunitario, una fractura ósea, el desgaste articular por el paso del tiempo o la formación de cristales. Cabe destacar que existen más de 100 tipos de artritis y no todos se manifiestan igual.
- Diabetes
En esta condición, el páncreas no produce suficiente insulina y las células no responden de forma adecuada a ella, por lo que no pueden utilizar la glucosa (un tipo de azúcar) presente en sangre para convertirlo en energía. Así, los niveles de azúcar en sangre se alteran de forma permanente. Los signos y síntomas de esta condición se desarrollan de forma lenta e incluyen aumento de sed, micción frecuente, más hambre de lo normal, fatiga, visión borrosa, infecciones frecuentes, hormigueo de manos y pies y más. La alimentación saludable y hacer ejercicio de forma regular son esenciales para controlar el cuadro diabético, pero también se puede optar por el consumo de ciertos medicamentos si los niveles objetivo no se alcanzan con cambios en los hábitos.
- Enfermedad renal crónica
La enfermedad renal crónica es el daño progresivo y la pérdida de la función de los riñones con el paso del tiempo. Esto puede desembocar en una acumulación peligrosa de líquidos, electrolitos y sustancias de desecho en el cuerpo. La diabetes y la hipertensión son los dos desencadenantes más comunes de esta condición, aunque también puede aparecer por trastornos autoinmunitarios, defectos del nacimiento, lesiones renales, cálculos renales, problemas arteriales en la región renal, el consumo de ciertos medicamentos y más.
- Insuficiencia cardiaca (IC)
La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear sangre en los volúmenes adecuados y satisfacer las necesidades corporales. Esta condición puede tener como desencadenantes otras patologías del corazón, entre las que se encuentra la cardiopatía isquémica, pero ambos términos no son intercambiables. Dicho de otro modo, no todas las insuficiencias están causadas por cardiopatía.